"They wanna think you spent your whole life vomiting everytime a boy came near you."
En El tío Wiggily en Connecticut, el cuento de J.D. Salinger, dos mujeres de clase media se reunen para conversar y para… beber. Eloise es ama de casa y Mary Jane es profesional. Las une el año que compartieron juntas en la universidad y, más que todo, el hecho de que no terminaron su carrera. A Mary Jane la expulsaron por haberla sorprendido en un elevador con un novio soldado. Eloise opta por casarse y abandonar los estudios universitarios. La historia se enfoca en Eloise, una mujer alcohólica y plenamente desencantada con su vida. Eloise ostenta un desprecio hacia sus hijos, es racista con su sirvienta negra, y desdeña a su marido. El patetismo de Eloise es el drama principal que impera en esta obra. El único consuelo de Eloise es el recuerdo de Walt, un novio con el que tuvo una breve relación pero a quien evoca intensamente por su carácter simpático y, más que todo, por su capacidad de hacerla reir. Es obvio que Eloise vive a diario con el recuerdo de Walt a pesar de que este ya murió. La muerte de Walt ocurrió en el frente de guerra pero a causa de un accidente tonto que sucedió fuera de combate. Eloise nunca – jamás – le ha mencionado a su esposo el nombre de Walt.
Mary Jane parece ser una mujer más balanceada. Su personaje se nos presenta como un contraste a lo que es el personaje de Eloise. Como mujer que ha logrado encausarse en una carrera, a pesar de no haber terminado sus estudios, Mary Jane parece tener una vida más plena aunque es claro que vive atada a los horarios profesionales y que la visita a casa de Eloise representa un escape del ajetreo relacionado con su empleo.
Por otro lado, el personaje con quien más se contrasta Eloise es con el de Ramona, su hija pre-escolar, quien manifiesta la energía, vitalidad e insolencia de una niña de su edad a pesar de que -- o quizá debido a que -- vive con una madre que mucho deja que desear. La característica principal de Ramona es que en su vida la acompaña el personaje de Jimmy Jimmereeno, un ser imaginario con quien ella juega, come y duerme. Eloise está fastidiada con el tal de Jimmy J. y el mundo de fantasías que se ha inventado su hija. Un punto álgido del cuento ocurre cuando Jimmy J. muere arrollado por un carro, pero la capacidad de rebote de Ramona es tal que de inmediato se inventa a Mickey Mickeranno, otro ser imaginario que la comenzará a acompañar como un nuevo ángel de la guarda. Ramona es una niña rica, pero practicamente abandonada por su madre, por su padre distante, y porque vive en un ambiente en el que no hay otros niños con que jugar. La única persona con la que Ramona parece tener cierto contacto es con Grace, la empleada doméstica de raza negra, a quien vemos en un momento leyendo "The Robe" ("El manto sagrado") y quien quizá sea la persona que alienta la imaginación de Ramona.
Eloise, por su parte, también compensa por los déficits de su vida recurriendo al recuerdo del fallecido Walt, su propio ser imaginario y la única ilusión que parece darle algo de esperanza.
Al final del cuento, vemos a Eloise, completamente etilizada y cubierta en lágrimas, relatando el dolor que sintió cuando una chica de Nueva York le despreció el vestido provincial de color marrón y amarillo que lucía en la universidad. Esa es la patética imágen de chica buena con la que Eloise le pregunta a Mary: "I was a nice girl, wasn't I?"
Es claro a estas alturas que Walt, el Uncle Wiggily imaginario de Eloise, no ha logrado salvarla del patetismo, el alcoholismo, y de la corrupción de espíritu en que ha caído. La pregunta inevitable que surge en ese instante es esta: ¿Será que los Jimmy J. y los Mickey M. tendrán el poder de salvar el futuro y la integridad de su propia hija?
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Este post ha sido inspirado por el Proyecto Salinger, un esfuerzo de veinte blogs por hacer una lectura masiva de las los Nueve Cuentos del escritor estadounidense, J.D. Salinger. El proyecto también pretende recabar las reseñas y comentarios de los participantes.
©Carlos Parada
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